viernes

En la mesa, ahí estaba chiquita y sola

...la hormiguita pensaba sola. Pensaba sola sentada a la orilla de una tostada, nadando en un té oloroso. La hormiguita era chiquita. Estaba solita. Solita bajo el sol. Solita con aire adentro. Solita con piernas. Esta hormiguita estaba triste. Triste. Y hasta donde podía ver nada era de ella. Todo le pertenecía a alguien. La hormiguita pensaba, solita, ¿de quién es todo?...¿de quién soy?

sábado

Y me voy con esto...

¿Qué tiene la gente con bañarse?
¿Por qué se bañan siempre y tan seguido?
Es una devoción macabra...enfermiza
Es como un ritual endiablao

Compay que lo sucio lo lleva adentro,
eso no se lava, eso no se restriega,
eso no se quita con sedal ni pantene...

Vaya báñese usté compadre,
a mí no me arrastre,
a mí no me meta hipocresía

No lo quiero, no lo necesito

..Que se bañen los sucios!!...

¿Qué me expliquen?

Porque la verdá es que miento

Al rato...

...Si todos dijéramos la VERDÁ en vez de la verdad este sería un mundo mejor...

Tuve hambre

-Tuve hambre...-me dijo antes de dejarse caer.
-¿Tuviste hambre?
Entonces me asintió. Y no tuvimos asco y nos dejamos caer ahí entre la suciedad. Un viejo gritó, así a todo pulmón y con toda la valentía:
-LES VENDO MÚSICA
Se rió junto a mí, pero yo pensaba en lo que me había dicho. Tuve hambre. Tuvo hambre.
-¿Y a dónde se fue tu hambre?
-No sé...no la pude seguir...cuando se fue me sentí en libertá de no hacerlo. Solo se fue...se fue sin mí.
-Se fue sin vos...
La música que el tipo vendía estaba muerta y la gente lo sentía, así que seguían caminando. Me dijo, en ese momento, que de tener plata le compraría algo, porque hacía calor y al pobre tipo ya la garganta le sonaba inflada.
Yo miré el cielo y respiré hondo antes de recostar mi cabeza en la paré. Ya no quise pensar en nada. Si tuvo hambre me daba igual...si la tendrá también.
Me habré dormido, no sé. Pero fue como si un parpadeo lo hubiera cambiado todo, como si hubiera cerrado los ojos en un mundo y los abriera en otro.
-¿Y a dónde fue tu hambre?-me preguntó.
Yo subí mi vista a sus ojos y sus ojos miraban mis ojos. La sensación espantosa que me había rodeado, que se me había colgado hasta llegarme a la espalda había desaparecido. Hasta el mareo, el temblor de las manos, el globo en la traquea vacía.
-¿Viste a dónde se fue? Creés que mi hambre se llevó tu hambre, o tal vez tu hambre le dijo a mi hambre que se fuera... ¿o no?
Yo me encontraba confusa. Porque tuve hambre...pero de pronto ya no la tenía. ¿A dónde fue mi hambre?
-¿Y ahora que vamos a comer?-le pregunté mirando con intensidad sus ojos, que como respuesta me sonrieron.
-Otra cosa nos llenará...-me aseguró. Entonces también recostó su cabeza contra la paré, y esperamos a que otro parpadeo nos llevara a otro mundo...para poder llenar el vacío que dejó el hambre.

jueves

Baldasos

Llueve a cántaros.

Todo se cuela por la tierra. El agua es tan fuerte que destruyó el asfalto y se metió por cada hendija hasta hacerla a su medida. Al agua le importó un cerote caerle mal a la gente, destruir sus casas o mojarlos hasta derretir sus huesos.
Y el agua maldita se llevó todo lo dulce de la ciudá. Fue lo primero que hizo, y aún así sigue lloviendo. Como si estuviera hambrienta. Como si a gruñidos y golpes esperara chuparse a todos y a todas. Y lame paredes y caga moho...que asco.
Pero es lo único que suena acá. El agua es el único valiente que se atreve a sonar. A golpear la tierra, a hacer temblar la gente, a hacerla correr, a masticar apatía...el agua es mi único compañero. La única cosa pura como para ser quien es. Para dejar en el caño aferrada a la basura, al borde del precipicio, casi muerta, revolcada, asquerosa a la vista.
Y junto a mi cuerpo me siento todo el tiempo. Sin saber qué hacer. Con miedo a alejarme demasiado. Sólo, regocijándome con el sonido del agua azotando al mundo. Haciendo sufrir a los que hacen sufrir.
Sólo junto a la pudrición de mi cuerpo. Viéndolo cada día más y más hecho mierda. Masticado y lleno de expremento. Ya no tengo ojos, y junto a las dos heridas ni los gusanos se meten. Ni siquiera las raíces de los árboles torcidos me creen digno. Mi cuerpo no sirve ni para nutrir a la masa verde y amarillezca que crece arriba.
Mi cuerpo no le sirve a nadie. Y nadie lo quiere. Aquellos tipos le hicieron un hueco y ahí me tiraron. Frente a sus ojos. Y frente a sus ojos me taparon cuando todavía la sangre estaba caliente y salía como si yo fuera una fruta partida...


...y nada parecía diferente...nada nunca parece diferente de lluvia en lluvia. Y el agua es tanta y tanta que creo que ya no hay asfalto, porque llega hasta acá y las raíces están tan embotadas que es como si vomitaran más y más raíces, que vomitan más...y una tocó mi nariz...

Yo me quedo viendo. Y el agua se escurre por mi cara y se hace un poso en mi oreja...y a cada gota de agua es como si mi piel se tornara más rosada...y hasta creí verme respirar.