martes

El agua destruirá, hormiga, ese tejido de angustias

-…Así que desde entonces me he sentado a mirar el miedo. Con los ojos entrecerrados y la mirada apenas viva. Bien plantada en mi maceta no hay quien pueda moverme. Soy solo una flor, una corriente y casi sin olor alguno.
“No hay mucho en la vida, no hay más que miedo. Sentada en la tierra veo al mundo girar y el tiempo pasa presuntuoso cerca de mí.
“-Tiempo…
“Intento llamarlo para hacerle unas preguntas, pero los segundos mueren con tanta rapidez, y que decir de las horas…nunca logran contestarme nada. Así que he estado sola.
“¿Sos una hormiga curiosa?”
-No, en realidad no lo soy.
-¿Por qué? Tenés patas con las cuales moverte por el mundo.
-De poco me son útiles. Soy parte de una colonia, ¿de qué me sirve moverme por el mundo si no soy yo quien se mueve?
-No entiendo a que te referís.
-Me mueven las órdenes, querida.
- ¿Órdenes?... ¿eso es lo que decís? Perdoná si me río, pero, ¿cómo pueden las palabras hacer que te movás? Ya que eso es una orden…puras palabras.
-No…una orden no son solo palabras.
-¿Qué son entonces?
-Hilos, querida. Hilos que se te hunden en el corazón, que te penetran en el cerebro y te flagelan el alma hasta despedazarla...
-¿Tan malas son las órdenes?
-Horribles…te asfixian, y en las noches los hilos te salen por los ojos en forma de gotas.
-¿Lágrimas?
-No, son órdenes usadas.
-¿Órdenes usadas?
-Así es. Después de que el hilo te mutiló tu alma, después de que te carcomió y la cumpliste sale del cuerpo como una lágrima.
-¡Eso es una tontería!
-No lo es, querida flor.
-¿Cómo puede una lágrima ser una orden usada?
-Siendo.
-Creo, hormiga, que es miedo.
-¿Miedo?
-Sí…todo el mundo retumba ante el temor, se retuercen y gritan ante el miedo.
-¿Qué tiene que ver eso?
-Seguís las órdenes porque tenés miedo, hormiga, miedo de quien te las da.
-Sí…eso lo sabía desde antes.
-¿Pero por qué le temés?
-Porque, flor, así es la vida de la hormiga. Vos sos una flor, fuiste hecha para decorar con vistosos colores la palidez de la vida, estás para alegrar y hacer sonreír; flor, tenés que estar en lo alto siempre…Al cambio la hormiga es pequeña, fuerte solo cuando está con el resto del grupo y el grupo solo es fuerte teniendo a quien lo dirija.
-¿Solo así?
-Sí.
-¿Necesitan a alguien quien los reprima?
-Tristemente, tengo que decirte que sí.
-Pero…no lo entiendo.
-No…porque sos una flor, yo al cambio soy una hormiga, hecha para acoplarse con miles de individuos insignificantes ante las órdenes de un tejedor mayor.
-Insignificantes.
-Atinada palabra, sin duda.
-¿Tenés esperanzas, hormiga?
-¿Esperanzas de qué, flor? ¿De despertarme otro día y atragantarme con una rutina agotadoramente cotidiana? ¿De liberar a la colonia y conducirla a un caos?... ¿De qué, flor? ¿De veras creés que hay esperanzas para una hormiga?
-No sé, en realidad.
-Seguir la línea y esperar morir, flor, la vida de la hormiga.
-Hormiga, he visto el miedo en todas sus formas. Me he sentado en esta tierra a observarlo, sin embargo, vos me impresionás.
-¿Qué?...
-Tan desconsoladamente anhelante, gritás y gritás que no hay esperanzas con la única meta de que alguien te contradiga… ¿no es verdad?
-Tal vez es cierto.
-¿No te das cuenta?
-¿De qué?
-De que tenés una esperanza.
-¿Cómo?
-Estás esperando a que alguien te contradiga, parecés pesimista y casi sumiso, pero sos indomable.
-¿Có…cómo?
-Sos valiente…ya que pese a todo seguís esperando. Hay tanto miedo en vos, hormiga, yo conozco el miedo; pero, también conozco al tiempo.
-¿Al tiempo?
-Sí, el tiempo es como una cascada indescifrable que se lleva con una estrepitosa corriente de tic-tac todas las angustias. Hormiga, el tiempo va a pasar como refrescante río, algún día, por tu alma agrietada por las órdenes. Va a sanar, como agua bendita, todas tus heridas y se llevará en su tic-tac tu miedo.
-Entonces…entonces, ¿qué pasará?
-Hormiga, estoy segura de que, cuando eso pase, no buscarás a alguien más para que te contradiga.
-¿Habré perdido mis esperanzas?
-No…simplemente las habrás enfocado en vos mismo. Porque vas a estar cansado de tragarte tus palabras y le gritarás a todos que tampoco lo hagan.
-¿Seré, entonces, yo quien me contradiga a mí mismo?
-Supongo, hormiga, ya sin miedo que guíe a las órdenes serás imposible de tejer.
-Flor…
-Abrile paso al tiempo…escuchá su corriente, te digo que llegará la hora en la que terminés negándote a vos mismo y te darás cuenta, queridísima hormiga, que no sos tan pequeño como creías.

3 comentarios:

mont dijo...

isa, esto no es deviantart!

Chabe o Chave dijo...

montse tu madre te busca...quiere que leás sus tatuajes QUIROMANCIA!!...me lleva la quiromancia...

mont dijo...

y a mi me mueven las babas...
y a la homiguita le hablaban los dioses?
SARAVÁ!