domingo

El camino

Un día de estos vi una película. Solo de un tipo, un mar de simpatía...más bien un océano...todos los océanos. Él encuentra una rama igualita a Maradona, entonces se hace a la tarea de viajar de su pueblito metido en el bolsillo más escondido de los pantalones de la jungla, hasta el pecho desnudo de la capital donde se supone está Maradona...el resto da igual.

...Entonces me puse a pensar. Fue inevitable encontrarme casi que registrando mi casa, en busca de la más absurda imagen, de la más gastada escusa para llenar mi bulto, para tirar los zapatos a la calle, para hacerme una trenza y amarrarme bien el pantalón y caminar hasta que nada quedara.
...y, al rato...hasta podría encontrar una figurilla ahí que me diera para ir a Cartago, a la Basílica esa...o al rato...y hasta encontraba una que me diera para ir a Orosi (u Orosí), o...al rato y veía plasmada la imagen del Victor y ya tenía suficiente para irme a Chile...
...pero nada. Ni por meterme a la iglesia y aprenderme de memoria las facciones de los santos resultó. No apareció frente a mí el perfil de una Virgen llorando sal y queso, ni las manos benditas de algún beato...ni la cara de mi vecino. Nada...ni para dar dos pasos...solo para un suspiro.

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

yo también vi esa película, me pareció lindísima: tiene una transpiración a ruralidad tan tangible que casi puede uno abrazarla. en cambio hace mucho que los rostros y vestigios varios que encuentro por la vida, me los guardo, a veces ni siquiera en el bolsillo, porque no habrá maradona que me los reciba.

Chabe o Chave dijo...

sus comentarios son tan bonitos que hasta opacan lo comentado, le diría: Deje de comentar, Escriba más feo, o...qué se yo? pero no, sería algo sin sentido, supongo. así que no me haga caso por favor.