lunes

La sábana desacomodada

y él tan cerca. yo tarareando cada recuerdo de sus manos. batiéndome en fiebres del color de sus labios. y él tan cerca. su calor quemándome, abriendo zanjas, en mi ropa, en mis piernas, ay, en mi pecho. y entonces estira su mano, una mano que me germina los más impíos pensamientos y me va incrustando escafandras a lengua y dedo. y yo que no opongo resistencia, que nomás conocerlo ya quería que metiera sus manos bajo mi enagua, que me quitara cualquier aire inmaculado que el uniforme colegial pudo haber dejado. yo, que nomás conocerlo, confieso, tenía el latente impulso de tocarlo, de explorarlo de cerca. yo entonces, le voy regalando escafandras lo mejor que puedo, todas empolvadas, pero eufóricas en su suciedá.

No hay comentarios: